El origen de la queimada se pierde entre las sombras del secreto impenetrable de las meigas. Guardada en la más estricta intimidad no vio la luz a la sociedad profana hasta mediados del siglo XX. La queimada es una pócima pagana, mezcla de medicina y magia, con la que se curan los males del alma, esos males que los gallegos llamamos "meigallo" y los modernos siquiatras llaman depresión, es también un brebaje que usamos para espantar los malos espíritus o, como haremos hoy, para atraer a los buenos y grandes espíritus de entre las llamas para que nos acompañen en el duro peregrinar por este laberinto de dudas que es la propia vida
Son los mismos tres elementos esenciales en los que se basa la primitiva queimada: LA TIERRA: simbolizada en la queimadeira o pote de barro, esa tierra origen y destino del hombre, está presente en todas las culturas; La Tierra simbolizada en las diosas madres, Gea, Isthar o Pachamama o como leemos en el génesis del mito judéo-cristiano: "El sexto día cogió un trozo de barro y con un soplo hizo al hombre a su imagen y semejanza" EL AGUA: cada gota de aguardiente, es una lágrima de la madre Tierra germinada en forma de granos de uva, sangre fecunda que se fundirá en nuestro cuerpo a través de la pócima, uniéndonos a la tierra de nuestros ancestros, a nuestra historia. EL FUEGO: Que danzará libre en el barro prendido en aguardiente nos servirá, como antaño, para purificarnos, alumbrarnos y calentarnos.A esos tres elementos básicos de la naturaleza, a través de la historia se le han añadido nuevos elementos, los frutos que el hombre con sus manos ha sabido arrancar a la Tierra. Quizás el único genuino, común a todas las meigas, sea el chorro de MIEL que se añadía para dulcificar el trago del fuerte brebaje. Normalmente se depositaba en el fondo de la cazuela par que le diera ese sabor característico del caramelo. La miel, fruto del las abejas, simboliza mejor que ningún otro alimento el trabajo y la solidaridad entre los miembros de una misma especie.
El fuego igual que el trisquel tiene tres virtudes: PURIFICA, ALUMBRA Y CALIENTA. Por ello es bueno que a la hora de beber esta pócima tengamos mesura: Una taza nos PURIFICARÁ protegiendo nuestra alma del meigallo. La segunda taza nos ALUMBRARÁ despejando nuestra mente de prejuicios. Será LUZ que ilumine el camino. La tercera taza, nos CALENTARÁ despertando nuestras pasiones. Pero será el aviso de que estamos en el umbral de los infiernos, al que accederemos si consumimos una cuarta taza.
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